Historia del Cachafaz

Aquí puedes leer la historia que inspiró una de nuestras canciones más queridas, Cachafaz. Este antiguo libro contiene varios mitos del el sur de Chile. Te dejamos la historia original completa a continuación.

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Cachafaz

El diablo sabe muy bien que por todas partes se esquiva su presencia, es por eso que, para no despertar sospechas, se presenta con el nombre de Cachafaz. Se cuenta que el muy malulo hace sus correrrías por Cucao, Chanquín y sus alrededores bajo este seudónimo. Hasta se cuenta que ha prometido amores por estos lados.
Doña Ida Panichini asegura que cuando Cachafaz llega a Chanquín, elige casi siempre noches de tormenta. Al asomarse por el pueblo abre sus ojos, y la luz enceguecedora se su maligna mirada recorre toda la zona en forma de relámpagos aterradores, sobrecogiendo el alma de los lugareños. Al ver el miedo reflejado en el rostro de niños y mayores, Cachafaz se llena de una perversa alegría y se pone a bailar sobrelas nubes. Entonces los zapateos de esta danza se escuchan como grandes truenos. Para alejar este ruido infernal la gente quema afrecho o sal de cocina sobre el fogón, los que esparcidos en forma de cruz sobre el fuego obligan al demonio a retirarse a otros lugares.
Don Erasmo Márquez cuenta que cuando una persona de oídos "pesados" (mal oído musical), no logra aprender a tocar un instrumento musical, especialmente el acordeón, puede pedirle ayuda a Cachafaz. Para ello el interesado debe encerrarse durante nueve noches en una pieza oscura con un acordeón al lado izquierdo. La última noche aparece Cachafaz. Su aparición es espectacular. Al principio se siente un ruido sordo que emerge del fondo de la tierra y que va creciendo en intensidad hasta terminar en un estruendo acompañado de un relámpago enceguecedor. En medio de una nube de azufre, sonidos y luces, hace su aparición el satánico Cachafaz dando una sonora risotada que retumba por toda la habitación. Sus grandes cachos y colmillos brillan como si fueran de oro macizo.
El aprendiz de músico no debe ponerse de pie ni mostrar miedo, entonces el aparecido lo saluda felicitándolo por su deseo de aprender. El demonio comienza por tomarle las manos apretándole uno a uno los dedos para luego sentarse. Luego el diablo "toca" un "pie de cueca" con el acordeón, el que deberá bailar el alumno. Después, Cachafaz le devuelve el instrumento, y el aprendiz debe ejecutar otro "pie de cueca" para que baile el diablo, el cual zapatea como él solo sabe hacerlo. Hecho esto, se despide deseando suerte al músico y dando la media vuelta se aleja tal como llegó, en medio de truenos y relámpagos. Cachafaz no cobra por este favor, porque el muy pícaro sabe que al ritmo de las notas de un acordeón muchas almas pueden ser tentadas y engañadas por él u otros diablos, los cuales, se dice, abundan por todos los lados. Algunas personas que necesitan dinero acuden a Cachafaz. Para pedírselo se debe subir a un cerro alto y llamarlo tres veces con grandes gritos. Al tercer llamado aparece y, como no es tacaño, pasa el dinero "al tiro". A cambio de este favor, los chilotes le dan gallinas, cerdos o cualquier otro animal que este demonio se lleva pa comérselo con otros diablos.
A pesar de ser Cachafaz un experto en mentiras y tretas, fue engañado una vez en Cucao. Claro que esto lo niega rotúndamente para que no se burles del. Al respecto se cuenta que una vez un chilote le fue a pedir "plata", pero como no tenía animales que darle a cambio, se comprometió a entregarle una de sus hijas luego de tres días. Llega el momento indicado, el chilote acostó a la muchacha sobre una mesa, le puso flores y encendió velas mientras todos los de la casa rezaban. Cuando llegó el demonio a buscarla, salió el padre a su encuentro diciéndole que lamentablemente su hija había fallecido ese mismo día y que su alma se había ido al cielo, por lo que no podía cumplir con el trato.
"Qué le vamos a hacer" -dijo Cachafaz, -"para otra vez será"- y se fue. Tiempo después el demonio descubrió el engaño, pero para no convertirse en el "hazme reír" de todo Cucao, se quedó "callado el loro". Desde esa oportunidad solo da "plata" a cambio de animales y no acepta recibir chilotes en pago por su dinero.

Antecedentes proporcionados por el señor Erasmo Márquez Chanquín.


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